delegar, es una habilidad de autogestión.

Por Gabriela Ibáñez

Trabajando con líderes de diferentes niveles organizacionales es frecuente que uno de los temas a trabajar en sesiones de coaching sea el agotamiento que tienen, la frustración por no avanzar más rápido, el exceso de reuniones, y la angustia por sentir que no está cumpliendo en todo lo que quiere o se compromete. Cuando converso con estos líderes sobre esos síntomas muchas veces encontramos que tienen dificultades para delegar y quieren estar en todo, o creen que tienen que estar para garantizar que las cosas fluyan. Ante la pregunta ¿Qué te impide delegar este tema? Aparecen respuestas como: si no estoy yo no sale, mi equipo no está preparado para esto, es que me invitan a todas las reuniones y todos mis pares van, mi jefe solo confía en que yo lo haga, mi equipo es muy junior, entre otras. Pareciera entonces que estos líderes no delegan porque la responsabilidad está fuera de ellos, es decir que tiene que ver más con sus equipos, con sus pares, con sus jefes, en algunos casos hasta con sus proveedores. Sin embargo, cuando profundizo un poco más en las conversaciones de coaching individual o de equipo comenzamos a descubrir como si fuera un Pareto que esos son síntomas, y que las causas tienen que ver más con el o la líder, que con las justificaciones que usa para explicarse a sí mism@ porque sostiene este modo de actuar.

Las causas que descubrimos son variadas, algunas de ellas pueden ser: miedo al fracaso, dificultad para confiar en otros, dificultad para trabajar en equipo, poca capacidad de escucha, arrogancia intelectual, dificultad para poner límites, dificultad para tomar decisiones no populares. A veces simplemente las formas en las que aprendieron a liderar ya devienen obsoletas, y tienen que aprender a sostener resultados con nuevos repertorios y habilidades.

Delegar implica para el líder desarrollar de manera individual y con sus equipos algunas competencias, entre las que recomiendo las siguientes tres que observo en los líderes que obtienen mejores resultados en bienestar con su desarrollo personal:

1. Generar confianza, esto implica pasar tiempo con sus equipos y mostrarse cercano con los stakeholders. Con sus equipos es relevante conversar más allá de temas de resultados y procesos, tener conversaciones de futuro, tener la capacidad de sentirse seguros siendo vulnerables con ellos. Se dice fácil, sin embargo, en entornos cada vez más virtuales, la rutina y las reuniones consumen el tiempo de agenda. Es por ello qué el espacio para compartir y estar juntos tienen que cuidarlo en sus agendas como el más valioso de los comités. Con su entorno escuchar es la competencia clave para poder entender las inquietudes del mismo, generar empatía y límites asertivamente, compartir valores e inquietudes es el secreto para poder conectar emocionalmente. Estos son ejemplos de algunas acciones que suman a esa confianza.

2. Claridad para transmitir lo que quiere lograr, esto implica tener flexibilidad en el cómo lograrlo y firmeza en el hacia donde quiere ir, en un mundo tan cambiante las estrategias se van flexibilizando o cambiando para adecuarse a realidades que cuando hacen la planificación no estaban en los escenarios como posibilidad, ejemplo de esto la llegada de la pandemia, el cambio climático, u otros factores externos. Tener esta claridad es insuficiente si no sabe cómo transmitirla para influenciar a sus equipos y entornos. Es por esto que además de tenerlo claro es igual de importante que pueda transmitirlo e influir en su entorno para generar sentido y propósito de logro.

3. Capacidad de aprendizaje: suena obvio, pero no lo es tanto, con los demandantes tiempos de agenda, responsabilidades y años de experiencia, no todos los líderes priorizan el tiempo que invierten en aprender y reflexionar. Dando respuesta a esta necesidad cada vez más y con mayor frecuencia el coaching aparece como una opción de valor para los ejecutivos, es una práctica que les permite parar a mirarse y desafiar patrones que ya no sean eficientes o relevantes y generar aprendizajes prácticos y profundos en conexión con el ser humano detrás del rol. Los coaches tenemos el privilegio de acompañar la soledad que implican algunos roles de liderazgo, característica que se acentúa cuanto más alto es el cargo. Otras prácticas como la agilidad también responden a la necesidad de aprendizaje, no necesariamente de ir rápido, pero sí de ir incrementando valor en lo que hacen. Existen muchas otras, hago referencia de estas por ser con las que cuento como  experiencia.

Delegar entonces como acción clave de todos los líderes es una habilidad de autogestión, que implica profundizar en conocer sus hábitos, mindset y emociones, esos patrones aprendidos que resultan insuficientes y de saltar al aprendizaje de nuevos repertorios que nos permitan ser líderes más ágiles y con mayor bienestar físico y emocional como ejemplo para nuestros entornos (laborales y personales).

¿Cuál es tu repertorio para delegar?
¿Qué tan efectiva o efectivo estas siendo?